Amar es más difícil de lo que parece y es porque odiar es, siempre, mucho más simple. Sin embargo, cada cierto tiempo aparecen películas con un enfoque religioso, un mensaje o reflexión. Esta semana el drama La cabaña, del mismo productor de una aventura extraordinaria, puede incluirse a esa lista. Sobre todo, ateniendo a que tiene la increíble capacidad de desarrollarse de manera diferente a otras tantas cintas del mismo tipo.
UN METÁFORA DEL AMOR
La cinta dirigida por Stuart Hadelzine cuenta con la participación protagónica de Sam Worthington y las actuaciones de Octavia Spancer, Tim McGraw, Rada Mitchell, Graham Greene, entre otros. Con una historia simple: una familia en crisis tras la pérdida de un integrante que ha dejado sentimientos de culpa y rencor en algunos de ellos, tendrá que reconstruirse en su camino por empezar de nuevo. A través de esa simple (y poco original) premisa, la película nos presenta una metáfora del amor y el uso efectivo, calculado de un dialogo reflexivo y profundo.
La inusual presencia, o utilidad mejor dicho, de datos nimios en apariencia, pero usados con prolijidad hacen de La cabaña una cinta inteligente en los detalles, en su exposición y presencia, cargando simbólica e inconscientemente (para el espectador) el recorrido de todo lo que ocurre tras el plot point inicial. Con un claro fin pedagógico y edificante, la historia nos habla en más de un sentido de muchas de las complicaciones tan vigentes hoy en día. Desde su afán inclusivo (hágase presencia de los tres personajes raciales diferentes que viven en la cabaña, sus nombres, ocupaciones y características), pasando por la falta de tolerancia, la crítica indiscriminada, la indiferencia, etc.
LA COMPLEJIDAD DE LO SIMPLE
La esencia del cine y el teatro se reduce básicamente a dos elementos: la representación de las acciones y el diálogo, aunque a diferencia del arte dramático, el séptimo arte tiene un énfasis notorio en los recursos audiovisuales que puede utilizar para generar mayor dinamismo y riqueza al contenido que presenta. Sin embargo, películas como pulp fiction, entre otras, hacen gala de un uso excepcional del diálogo, aunque en el caso de la cinta de Tarantino el diálogo tiene una contraposición notoria con su utilidad inicial.
Stuart, mejora la cinta desarrollando sobremanera
este aspecto sublime de completar el sentido simbólico, narrativo y visual con un diálogo pertinente, capaz y de uso sincrético. A este hecho las ideas alegóricas dentro de la cinta como la presentación inicial, la aparición de la trinidad representada predominantemente por el ámbito femenino, son marcadamente positivas en la estructura.
La cabaña puede no ser la más esperada de las cintas en cartelera, y tener un grupo de
detractores debido a su discurso religioso predominante, pero es un drama conmovedor, que presenta una historia común y cotidiana, revestida de un elemento fantástico que es elevado en la constitución de cada conversación entre Mack y Papá. Apta para semana santa, para cualquiera que quiera reflexionar fuera de las cintas habituales y encontrar un sentido más cabal a aquella idea de que el amor mueve al mundo haciéndonos libres.
Lo bueno: la profundidad del diálogo, el carácter inclusivo de cada escena, personaje o desarrollo de la trama
Lo malo: el final es un poco predecible, sin embargo el camino hacia el vale la pena.
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